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Memento mori

Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para no perder el tiempo.

Publicado el

Por: Carolina Hernández

SAN PEDRO GARZA GARCÍA, Nuevo León.- Hola qué tal, soy Carolina Hernández y este es Sin Esdrújulas tu micro mini podcast en el que escribo cosas que luego leo para no perder el tiempo.

Y en esta ocasión quiero hablarles de eso. De nuestro tiempo y de lo mucho que me ha costado darle el valor real que tiene.

De lo mucho que he dado por sentado su existencia.

Desarrollo.

Todas y todos hemos escuchado esto de que “el presente es lo único que existe” pero ¿realmente entendemos qué significa?

Yo a veces no.

Y me doy cuenta cuando me descubro viviendo en el pasado o en el futuro. Pensando en lo que debí hacer o planeando lo que voy a hacer sin poner atención a lo que estoy haciendo.

Trabajo mucho en estar presente.

Pero no debería costarme tanto ¿no?

Tendría que ser una lógica básica. Lo unico real es este momento… bueno este.. ese ya se fue, este otro…

Hay un libro del catedrático Ramón Bayés que se llama El reloj emocional, en él este broder hace dos distinciones del tiempo:

El tiempo objetivo, que es el que se mide a través del reloj, la agenda y el calendario.

Y el tiempo subjetivo, que es aquel que se puede medir en su capacidad de aportarnos felicidad o sufrimiento.

Y hay una parte en donde habla de la elasticidad del tiempo subjetivo, en función de la espera y la realización.

Recuerdo mucho que cuando estaba chiquita, ibamos a la playa y el camino se me hacía eterno, de la casa a la playa se hacían 67 horas.

Pero de regreso, sin la expectativa ni la emoción, el camino se volvía más corto. Media hora.

Cuando estamos pasándola bien, el tiempo “pasa volando”, pero hay veces que dices ¿cómo que solo han pasado 4 minutos?

La percepción del tiempo es una experiencia subjetiva, pero su valor tendría que comenzar a medirse de forma objetiva.

Eso de que “el tiempo es oro” no es una frase sacada de la manga. Nuestro tiempo también tiene un valor tangible.

En un trabajo se nos paga, sí por lo que sabemos hacer, pero también por el tiempo que le dedicamos. El tiempo es un recurso no renovable y como tal debería ser tratado.

Mi tiempo, tú tiempo, vale muchísimo porque esa hora que pasaste hablando de cosas que no te importan no va a volver jamás.

Porque estos cuatro minutos que pasaste escuchándome no los vas a recuperar nunca.

Decidir a qué le dedicamos tiempo tendría que ser una de nuestras prioridades.

Paradójicamente entre menos tiempo tienes más valoras el tiempo que se fue.

¿Vivirías igual si supieras que te queda poco tiempo?

Los estoicos meditaban mucho sobre la muerte, pero no desde una idea trágica sino todo lo contrario: valorando cada minuto.

De hecho de ahí sale una práctica conocida como “Memento Mori”, o “recuerda que morirás” un recordatorio de que la vida se agota, de que el reloj de arena se vacía y que el tiempo se acaba…

De hecho hay un calendario que tiene 52 columnas (una por cada semana del año) y 80 filas (una por cada año de vida), son 4,160 casillas, que representan el tiempo que vive una persona promedio.

Tú marcas en casillas los días que ya viviste y cuándo ves, de manera gráfica, lo que -en promedio- te quedaría comienzas a pensar ¿a qué le estoy dedicando tiempo en la única vida que tengo?

Ya deja de verme y ve a vivir la única vida que tienes.

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