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Luis Lozano

Publicado el

El egoísmo de la inclusión

Se trata de una una condición humana que no tiene género, ni época, ni medida cuando la salud mental no camina bien en las personas: el egoísmo

DURANGO, Durango.- Mi perspectiva sobre el certamen de belleza realizado en la Facultad de Medicina y Nutrición no se trata de la homofobia, ni de los derechos de las personas LGBTTIQ, ni del significado de la inclusión (aunque el término se menciona en el título).

Se trata, en realidad, de una una condición humana que no tiene género, ni época, ni medida cuando la salud mental no camina bien en las personas: el egoísmo.

Me parece justo, de entrada, poner en mayúsculas el nombre de MARÍA JOSÉ PIEDRA NARANJO, la nueva reina de la FAMEN.

Las circunstancias en las que se dio el certamen de belleza en el que se coronó, como nunca la hicieron a un lado como la protagonista. Quizá sea un atrevimiento decirlo así, pero hay un culpable claro: Aldo López.

Antes de escribir este texto, quise conocer el contexto en el que él (ahora princesa real de la FAMEN) coexiste en la comunidad. A quienes pregunté, lo describen como una persona con tendencias problemáticas, en las que el capricho suele ser un denominador en su conducta.

Y eso encaja con lo que le escuché decir en algunas entrevistas reproducidas por medios de comunicación. “No es como que quiera robar el espacio de las mujeres…”, le dijo a Juan Carlos Lozano, de Multimedios.

También le afirmó que no le interesaría participar en un certamen dirigido a hombres, y que lo ideal sería participar en un certamen de “reinas diversas”.

Él afirma que la Sociedad de Alumnos de la Facultad de Medicina y Nutrición aceptó retirar el requisito de “ser mujer” para el concurso de reinas y, en efecto, así fue. Lo hicieron, me dicen las personas consultadas, “para evitarse problemas” (con el propio Aldo), y no por el deseo de crear un concurso abierto a la diversidad.

Reitero el énfasis en su declaración: “No es como que quiera robar el espacio de las mujeres....”. Y sin embargo lo hizo.

Aldo, en su afán de protagonizar como representante de la comunidad LGBTTIQ con un aspecto de hombre, en un certamen para mujeres, robó el espacio de ellas. Si habláramos en términos legales o penales, estaría a la mitad del dolo y la culpa, en un espacio gris en el que echó a perder el evento.

Aldo, estoy convencido, demostró en su esencia máxima esa condición de la que hablaba líneas atrás: la del egoísmo: “Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás”.

Felicidades, María José Piedra Naranjo, nueva reina de la FAMEN. Tú no tienes la culpa de nada.

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