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La trágica leyenda de Mónico y las brujas de Saltillo

Mónico Martínez se dice que existió en 1919 y que era perseguido por brujas, algunos creen que enloqueció y se suicidó, pero otros cuentan que las brujas lo tomaron y se lo llevaron.

Casa de Mónico en General Cepeda Saltillo. Foto de Ana Escobedo.
Casa de Mónico en General Cepeda Saltillo. Foto de Ana Escobedo.

Publicado el

Por: Ana Escobedo

SALTILLO, Coahuila. - Entre 1919 y 1921, en la casa ubicada en Victoriano Cepeda Sur #765, vivió un hombre que, aunque conocido por su vida cotidiana y profesional, guardaba un oscuro secreto relacionado con la brujería y las leyendas de Saltillo. Este hombre era Mónico Martínez, un agente de hoteles que trabajó durante más de 30 años en los hoteles “La Plaza” y “Coahuila”.

Mónico era ampliamente conocido por su capacidad de conversar sobre diversos temas de la ciudad, siempre impecable con su ropa planchada y zapatos boleados. Sin embargo, una característica notable de Mónico era su colección de amuletos supersticiosos y números cabalísticos, que incluían una leontina de oro amarillo con una calaverita de ojos rojos, un prendedor con el número 13 en su corbata, y en su solapa, un trébol de cuatro hojas junto a flores como claveles, gardenias o rosas.

 

El temor oculto de Mónico

 Pese a su apariencia normal, Mónico revelaba una faceta distinta cuando surgían temas de brujería y aparecidos. Aseguraba conocer numerosos sucesos paranormales y, aunque se jactaba de no temer a los espíritus, confesaba su pavor hacia las brujas, de las cuales decía ser víctima. Mónico afirmaba ver a las brujas volar sobre las tapias de su casa y aseguraba que las lechuzas nunca abandonaban los árboles de su hogar, lo que lo sumía en un estado de nerviosismo que rayaba en la locura. Aunque los médicos no encontraban nada físicamente malo en él, sus amigos pensaban que todo era un juego.

La decadencia de Mónico

La leyenda cuenta que entre 1919 y 1921, Mónico comenzó a mostrar un cambio físico notable, descuidando su apariencia y faltando al trabajo. Su familia, preocupada por su salud y estado mental, finalmente se enfrentó a una tragedia. Una mañana de marzo de 1921, el cuerpo de Mónico fue encontrado flotando en la alberca de Altamira. No había evidencia de asesinato, solo pequeños rasguños en su cachete izquierdo y antebrazo derecho. No murió ahogado y solo se encontró con un zapato, mientras que el otro estaba en posesión de su hermana Luisa, quien había tratado de detenerlo al verlo “volar”.


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Leyendas de Saltillo: El tesoro de Angelita

Los últimos días de Mónico

Días antes de su muerte, Mónico había advertido a su primo sobre su imposibilidad de dormir debido a las lechuzas y las brujas que, según él, esperaban para llevárselo. Su familia, temiendo por su vida, pidió ayuda a las autoridades, quienes montaron guardia en su habitación. A pesar de sus esfuerzos, Mónico siguió inquieto hasta altas horas de la noche, hasta que finalmente se durmió. La mañana siguiente, Mónico no estaba en su cama. Su cadáver fue encontrado en la alberca y su hermana fue hallada inconsciente en el patio con un zapato suyo en la mano.

El misterio sin resolver

La muerte de Mónico Martínez sigue siendo un misterio. Sus últimas advertencias sobre las brujas y su trágico final han dejado una marca indeleble en las leyendas de Saltillo. La historia de Mónico Martínez es un recordatorio de las profundas creencias y supersticiones que forman parte del folclore de la región.

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