El trenazo de Puente Moreno: Una historia que no se olvida
El accidente ferroviario en Puente Moreno, ocurrido el 5 de octubre de 1972, dejó una marca imborrable en la historia de Saltillo.
SALTILLO, Coahuila.- Las heridas del accidente ferroviario en Puente Moreno siguen abiertas, a pesar de que han transcurrido 52 años. Este tiempo no ha pasado en vano para la señora María Esther Salas, quien, a los 17 años y siendo estudiante de segundo año de enfermería, nunca imaginó que viviría de primera mano una de las tragedias que marcarían la historia de Saltillo: el accidente ferroviario en Puente Moreno.
En entrevista para POSTA Coahuila, recordó aquel 5 de octubre de 1972, cuando junto a dos amigas caminaba rumbo a la escuela como en un día cualquiera; sin embargo, la noticia del accidente ferroviario sacudiría su vida, marcando un antes y un después.
Una tragedia para el tren peregrino
Es importante recordar que el denominado “tren peregrino” provenía de Real de 14, tras la fiesta patronal en honor a San Francisco de Asís. Según la información oficial, el tren se descarriló en la pendiente del tramo Carneros en Puente Moreno, a siete kilómetros de la ciudad de Saltillo. De las mil 564 personas que viajaban a bordo, 234 murieron. No hay datos precisos sobre el número de heridos, y las cifras oficiales de las muertes no coinciden debido a la magnitud del accidente. Se estima que las muertes ascienden a miles, y no a cientos, como la PGR de aquel entonces había informado.
En mi caso me mandaron al anfiteatro y posteriormente al ISSSTE y ahí era una cosa muy impactante de ver tantos cadáveres calcinados, pedazos de cuerpos, gente tratando localizar a sus familiares y por eso pedí que me cambiaron a otro lugar porque era insoportable. Me mandaron al ISSSTE y ahí había gente quemada, con queridas, tiradas en el piso y los médicos y enfermeras me pusieron a lavar las heridas y ellos iban suturando sin anestesia, con el hilo que estuviera disponible fue una cosa muy impresionante que no se olvida”
El Trenazo 1972.
Junto a otros compañeros, tuvo que enfrentar la tragedia para aliviar la carga generada por la gran cantidad de heridos que eran rescatados por los cuerpos de emergencia. Los servicios se vieron desbordados, y desde ese momento supo que no podría descansar hasta que toda la gente fuera sacada de entre los fierros retorcidos y los vagones que quedaron a la intemperie en aquel despoblado lugar.
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“Desde que llegamos estuvimos todo el día, como tres días constantes hasta que se fue organizándose y hacer turnos para colaborar y si estuvo muy fuerte y la gente no sabía no sabía dónde estaba”, agregó.
Finalmente, la enfermera, por vocación y convicción, pidió a los saltillenses que no olviden esta desgracia, que enlutó a cientos de familias y dejó una herida profunda en la memoria colectiva de la ciudad.