Cuatro hermanos en Saltillo que no festejarán el Día del Niño
La pobreza extrema trastoca la niñez saltillense, aunque el 30 de abril es una fecha de festejo, para algunos infantes solo es un día más.
SALTILLO, Coahuila.- No todas las infancias celebran el Día del Niño, por circunstancias ajenas a su existencia, hay casos como el de estos cuatro hermanos: Luis (“Pelón”), Madeleyn, Cristal y Flor, ellos viven en la colonia Chamizal, ubicada al sur de Saltillo en lo más recóndito de la zona, donde aún se elabora ladrillo artesanalmente.
“Papá Toño”, su abuelo, es quien se hace cargo de ellos, un señor de manos cansadas y cabello cano, que con un semblante serio dice en el marco de la puerta: “su papá solo viene a molestarlos, no ve por ellos y yo los cuido desde hace meses”. Con una extraña naturalidad, don Antonio relató que la mamá de los niños se “colgó en el arroyo” agobiada por la situación que vivía.
De acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) entre 2018 y 2020 en México, se observó un incremento de la pobreza en la población infantil y adolescente de 2.3 puntos porcentuales, pasando de 50.3 por ciento a 52.6 por ciento. Este aumento se debió en gran parte a la crisis de los ingresos familiares como consecuencia de la pandemia por covid-19. El incremento en la pobreza extrema fue el principal componente que empujó el aumento de la pobreza infantil; de 2018 a 2020 la pobreza extrema pasó de 8.7 por ciento a 10.6 por ciento en la población de 0 a 17 años.
Luis, “El Pelón”, como lo llaman, no está seguro de su edad. Inocentemente le pregunta a su abuelo si tiene seis o siete años, y peor aun, ni siquiera sabe qué día nació, solo sabe que va a primero de primaria junto a sus hermanas. Su pasatiempo favorito es jugar a las canicas con sus vecinos, que celosamente guarda en un ropero en aquella casita de dos cuartos,
¿Qué te gustaría que te regalaran el día del niño?
'Una bicicleta grande', responde.
Don Antonio cuenta que con lo poco o mucho que llega a ganar diariamente, le ayuda a solventar los gastos de sus nietos, insistiendo siempre que prefiere tenerlos bajo sus cuidados por el temor de que algo malo les pudiera pasar por estar a expensas de la soledad sin algún adulto que los procure.
“Yo soy el que veo por ellos, la semana pasada vino su papá e intentó llevarse a una de las niñas, pero me la tenía toda golpeada, y el temor que tienen mis vecinos es que también me golpee o que me dé un infarto y luego quién va a ver a los niños, se van a quedar solos si tienen familiares, pero nadie los apoya”.
INFANCIAS DE COAHUILA, EN POBREZA EXTREMA
La pobreza en México se mide desde un enfoque multidimensional que considera los espacios analíticos del bienestar y de los derechos sociales, así como el contexto territorial. Los lineamientos fueron publicados en la LGDS en 2004, a partir de la cual también se estableció que sería el Coneval el organismo encargado de la medición oficial de la pobreza.
En el marco de sus atribuciones, el Coneval definió que un individuo se encontraría en situación de pobreza multidimensional si al menos uno de sus derechos sociales no estuviese garantizado y sus ingresos fuesen insuficientes para adquirir los bienes y servicios requeridos para satisfacer sus necesidades.
Según cifras de dicho organismo con corte al 2021, 30.7 por ciento de la población de 0 a 17 años en Coahuila vivía en situación de pobreza en 2020; esto correspondía a 286 mil niñas, niños y adolescentes. Coahuila era la entidad número 31 con mayor porcentaje de población infantil y adolescente en situación de pobreza en el año 2020.
En conclusión, la marginación, aunada a un entorno familiar disfuncional, evocan en que cuatro hermanos dependan del amor y cariño de “papá Toño”, que su realidad sea como la de Luis que ni siquiera qué día es su cumpleaños, que su mayor anhelo es que su progenitor se rehabilite y salga de la drogadicción. Para ellos, el Día del Niño es una fecha más que no se celebra.