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¿Qué lugares del Centro Histórico en Saltillo fueron panteones?

Conoce la historia de los panteones en el Centro Histórico de Saltillo y cómo varios de estos cementerios fueron transformados en espacios públicos o tuvieron otros usos con el paso del tiempo.

Por: Leslie Delgado

SALTILLO, Coahuila.- El Centro Histórico de Saltillo guarda un sinfín de misterios y relatos escondidos en sus calles y edificios. A lo largo del tiempo, muchos lugares que hoy parecen cotidianos —escuelas, calles, parques— esconden un pasado macabro, pues alguna vez fueron antiguos camposantos. Estos sitios, en su momento esenciales para la vida de la ciudad, hoy se camuflan en la modernidad, pero sus historias no han sido completamente olvidadas.

Uno de los episodios más curiosos ocurrió en junio de 1897. Después de intensas lluvias, varios cadáveres emergieron en lo que antes había sido el panteón de la calle de Juárez. Las fuertes precipitaciones removieron la tierra, dejando al descubierto los restos de personas enterradas hace décadas. El alcalde de ese entonces informó que los cuerpos pertenecían a soldados norteamericanos que murieron durante la Batalla de La Angostura, en la Guerra de Intervención estadounidense. Esta revelación impactó a los saltillenses y marcó un recordatorio macabro de la historia de la ciudad.


Hoy en día, donde alguna vez existió ese cementerio, se encuentra una escuela primaria. Situada en la esquina de Abasolo y Juárez, en pleno centro de Saltillo, esta institución educativa oculta bajo su tierra un pasado lleno de muerte. Antes de ser una escuela, este terreno era conocido como el panteón 'De la Parroquia Principal'. En 1836, este lugar, que por entonces estaba despoblado, fue seleccionado por los habitantes para construir un cementerio. Los cuerpos que habían sido sepultados en el atrio de la Catedral fueron trasladados a este nuevo camposanto.




Sin embargo, el crecimiento de Saltillo trajo consigo problemas de salud. En esos años, la ciudad fue azotada por una severa epidemia de cólera. Los habitantes comenzaron a sospechar que los cementerios cercanos a sus casas, como el de la Catedral y el de la iglesia de San Esteban, eran la causa del brote. La proximidad de las viviendas a los lugares de sepultura generaba miedo y desconfianza, lo que motivó la creación de nuevos panteones alejados de las zonas habitadas.

Otro lugar con una historia oscura se encuentra en la intersección de las calles Mariano Matamoros y Juan Antonio de la Fuente, también en la zona centro. En 1847, estos terrenos fueron usados como cementerio para los soldados norteamericanos que murieron durante la intervención estadounidense en México, entre 1846 y 1848. Dado que la mayoría de estos soldados no eran católicos, se les prohibió ser sepultados en el cementerio oficial de la ciudad. Como solución, se habilitó un espacio exclusivo para ellos, separándolos de los camposantos tradicionales de Saltillo.


Finalmente, frente al Lago de la República, se encuentra el antiguo emplazamiento del panteón de la Alameda, conocido entre los lugareños como el cementerio 'maldito'. En este sitio se enterraron a muchas de las víctimas de la peste negra o Cólera morbus, durante las recurrentes epidemias que azotaron la ciudad. No era un cementerio oficial, sino una fosa común donde se arrojaban los cuerpos de los 'apestados'. Estos muertos eran excluidos de los cementerios formales, ya que se temía que el contacto con sus restos pudiera propagar la enfermedad. El lugar se ganó una reputación siniestra y se convirtió en un símbolo del miedo que la epidemia infundió en Saltillo.


Así, las calles y edificios del Centro Histórico de Saltillo ocultan historias de muerte y epidemias, de camposantos olvidados y cadáveres que resurgen del pasado. Aunque hoy estos lugares forman parte de la vida cotidiana, sus secretos continúan presentes, recordándonos las épocas difíciles que moldearon la historia de la ciudad.