Los herrajes de media luna: un símbolo del cambio social en Saltillo

SALTILLO, Coahuila.- ¿Quién imaginaría que el cambio social que vivió México durante el Porfiriato (1876-1911) dejaría una huella en las fachadas de las casas saltillenses? Si alguna vez has recorrido las calles del Centro Histórico de Saltillo, tal vez te habrás percatado de un detalle peculiar en algunas casas antiguas: números acuñados sobre un herraje en forma de media luna, adornando la parte superior de las edificaciones.

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Aunque hoy en día son pocas las viviendas que aún conservan este elemento, la historia detrás de estos herrajes y la razón por la cual los antiguos habitantes de Saltillo decidieron montarlos es fascinante.

De acuerdo con el historiador local Carlos Recio, estas numeraciones simbolizaban mucho más que un simple detalle arquitectónico. Representaban el sentido de pertenencia e individualismo de las familias que construyeron esas casas, quienes buscaban comunicar algo muy importante: habían logrado algo significativo, habían alcanzado el éxito y querían que todos lo supieran.

 EL SIMBOLISMO DE LOS HERRAJES

 Según Recio, aproximadamente diez años después de que comenzara el Porfiriato, se popularizó la fabricación de herrajes en las casas, los cuales llevaban las iniciales de los propietarios o el año de construcción del inmueble. Este detalle no era menor; era una forma de legitimar la presencia de los habitantes originales y demostrar el estatus social de las familias que lograban construir sus propias casas en una época de transformación y modernización.

Curiosamente, en Saltillo no se utilizaban barrotes de fierro en las ventanas de las casas de la época, como era común en otras regiones de México. En su lugar, los barrotes eran de mezquite, un material local que ofrecía un carácter distintivo a las construcciones de la región.

UNA MARCA DE IDENTIDAD Y PERTENENCIA

Los herrajes de media luna y sus numeraciones no eran solo decorativos; cumplían un propósito simbólico profundo. Colocados principalmente sobre arcos aplanados, estos elementos arquitectónicos comenzaron a aparecer alrededor de la década de 1880 y se utilizaron hasta principios del siglo XX, aproximadamente hasta 1902. Durante este período, mostraban la identidad y la presencia de los habitantes originales, señalando su éxito y legitimidad en una sociedad en plena transformación.

 UNA MIRADA AL PASADO EN LAS CALLES DEL CENTRO HISTÓRICO

Uno de los arcos más antiguos de la ciudad que conserva este herraje data de 1887, un vestigio tangible del cambio social y cultural de la época. Aún es posible ver estas numeraciones en algunas de las calles más emblemáticas del corazón del Centro Histórico de Saltillo, como Miguel Hidalgo, Manuel Acuña, Ignacio Zaragoza y Miguel Alessio Robles.

Hoy en día, estos herrajes y los números que los acompañan nos recuerdan un tiempo en que el cambio social, la modernización y el sentido de pertenencia marcaron una era. Aunque muchas casas han sido renovadas o se han perdido con el tiempo, las pocas que conservan este detalle tan característico nos ofrecen una ventana al pasado, a una época en la que exhibir el éxito y la individualidad era fundamental para los habitantes de Saltillo.

Este legado visual, aunque discreto, es un recordatorio de cómo el cambio social puede dejar su huella en la arquitectura, y cómo estos detalles perduran como testigos silenciosos de una era que transformó el rostro de México.